ABUELAS DE PLAZA DE MAYO
lunes, 11 de octubre de 2010
Proponen cambiar el nombre de la calle Ramón Falcón
Por Sebastián Herrera el 22 de Septiembre de 2010 en Buenos Aires.
El mes pasado, una resolución judicial ordenó cambiarle la denominación a más de 2100 calles y 640 plazas de la Ciudad, que recuerden a funcionarios que hayan trabajado en las dictaduras militares. Incluso, ya propusieron ponerles nombres relacionados a la flora y fauna de nuestro país que, al menos, no generarían conflictos en el futuro.
Aunque la decisión afecta a muchas arterias de Buenos Aires, todavía quedan otras denominaciones referidas a pasados poco felices. Una de ellas es Ramón L. Falcón, que pasaría a llamarse Abuelas de Plaza de Mayo, si avanza un proyecto presentado en la Legislatura porteña.
¿Cuál es la crítica? Aunque Falcón fue jefe de la Policía de la Capital (antecesora a la Federal) y creó la escuela de cadetes que hoy lleva su nombre, también participó de la Campaña del Desierto, así como de la persecución y asesinato de obreros en la Plaza Lorea durante 1909.
Como la Constitución de la Ciudad fija el respeto a los derechos humanos entre sus principios, la legisladora Gabriela Alegre sugirió homenajear a las Abuelas, porque “nos han demostrado qué capaces se puede ser cuando con amor y perseverancia se mantiene una lucha digna y sin perder nunca su objetivo de vista”.
Esta no es la única iniciativa, porque un grupo de vecinos creó el sitio Chau Ramón Falcón, donde proponen reemplazar a alguien “que hizo llorar a miles de argentinos” con el nombre de un argentino que nos haya dado alegrías. Por eso, sus candidatos son Tato Bores, Niní Marshall y Roberto Fontanarrosa.
El interés de hacer esta modificación es tan grande porque se trata de la segunda calle más extensa de nuestra Capital, que nace en Hortiguera (en el barrio de Caballito) y termina en la General Paz, recorriendo más de cinco kilómetros. Como si esto fuera poco, en su cruce con Olivera, está el ex-centro clandestino de detención El Olimpo, uno de los tantos símbolos del último gobierno de facto, ahora convertido en espacio de memoria.
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